En un partido lleno de emociones, polémica y drama, Pumas y Cruz Azul ofrecieron un auténtico espectáculo que terminó cambiando el panorama de la tabla general.
Los universitarios sorprendieron desde temprano con un golazo de Jorge Ruvalcaba, quien controló el balón y, sin dejarlo caer, disparó de derecha para vencer a Kevin Mier y poner el 1-0.
Sin embargo, la alegría duró poco para los de la UNAM. Una desafortunada entrada de José Paradela sobre la pierna izquierda de José Juan Macías obligó al delantero a abandonar el partido entre gestos de dolor, dejando al equipo anímicamente golpeado.
A partir de ahí, Cruz Azul tomó el control del encuentro.
Gabriel “el Toro” Fernández apareció con un potente cabezazo para empatar el marcador, dejando sin oportunidad a Keylor Navas.
Apenas unos minutos después, el mismo Fernández aprovechó una gran jugada colectiva para marcar su doblete y darle la vuelta al marcador 2-1, con un disparo imposible para el arquero costarricense.
La polémica no tardó en llegar: cerca del final del primer tiempo, Kevin Mier intentó despejar un balón, pero Adalberto Carrasquilla lo golpeó accidentalmente.
Tras revisar el VAR, el árbitro decidió mantener la tarjeta amarilla, lo que encendió la furia de Nicolás Larcamón en la zona técnica celeste.
En la segunda mitad, el ritmo bajó y ambos equipos se neutralizaron. Pumas buscó el empate por todos los medios, y una luz de esperanza apareció cuando Lorenzo Faravelli fue expulsado con roja directa, dejando a Cruz Azul con diez hombres.
Esa ventaja numérica fue clave. Una falta sobre Cocó Carrasquilla dentro del área fue sancionada como penalti, y Álvaro Angulo cobró con precisión para empatar el partido 2-2. Pero los auriazules querían más.
En los minutos finales, un centro al área siguió la famosa “ley de los dos cabezazos”: el balón le quedó a Alan Medina, quien empujó al fondo de las redes para sellar el 3-2 definitivo.
Con este resultado, Pumas logró clasificar al Play-In como décimo lugar, mientras que Cruz Azul perdió el liderato general y cayó al tercer puesto.
Un cierre vibrante que dejó claro que, en el futbol mexicano, nada está escrito hasta el último minuto.
